lunes, 21 de junio de 2010

György Ligeti. «Lux Æterna», para 16 voces a capella























El 18 de Marzo de 1991, a las 19.30 horas en la Iglesia de San Pablo de Cuenca, tuve un antes y un después en la percepción de la música contemporánea.
El Coro Arnold Schoenberg, dirigido por Erwin Ortner, realizaba una magnífica interpretación de esta página intensa, breve, directa, vanguardista e innovadora, compuesta en 1966 por el húngaro, nacido en Transilvania y nacionalizado austriaco György Ligeti. Yo aún tenía 20 años y un mundo por descubrir... pero la primera puesta de un nuevo mundo se había abierto en ese momento.
«Lux Aeterna» no está integrada en un Réquiem a pesar de que el texto pertenece a la liturgia. Está escrito para 16 voces y es un homenaje a la tradición polifónica occidental, pero desde una perspectiva rompedora y muy diferente. Los conceptos melodía, armonía y ritmo se diluyen en una realidad llamada masa de sonido. Las voces juegan desde el unísono en sucesiones de intervalos de segunda, de tal manera que se crean masas de "ruido" más grandes o más pequeñas. Esta realidad disonante se le llamará "cluster", que no es necesariamente dura y que puede ser tratada con exquisita suavidad. Ligety formaba una auténtica nube sonora, que cambiaba, crecía o menguaba con maestría expresiva.
El autor denominó micropolifonía a esta técnica, que utilizó en varias de sus obras maestras de los años 60, como «Atmosphères» o «Lontano». El mismo compositor la explicaba así:

La compleja polifonía de las partes individuales está plasmada en un flujo armónico-musical, en el cual las armonías no cambian súbitamente, sino que se mezclan con otras; una combinación interválica claramente reconocible se va haciendo gradualmente borrosa, y en esta nubosidad es posible discernir una nueva combinación interválica tomando forma.

Ligety consiguió fama y prestigio con estas composiciones. El luchador por la libertad que huyó de la represión del telón de acero encontró un gran eco a su obra gracias al cineasta Stanley Kubrick y su película «2001, una Odisea en el espacio». La colaboración (que al principio no fue amistosa) se extendió en películas como «El Resplandor» o «Eyes Wide Shut».
Ligety nos dejó en 2006. Con él murió gran parte del talento que occidente mostró al mundo en la segunda mitad del siglo XX.
Déjense sobrecoger por esta belleza oscura y misteriosa, en la versión de la Cappella Amsterdam.

12 comentarios:

  1. Que algún alma caritativa me explique cómo achicar el enlace a Youtube, que me come toda la pantalla.
    Gracias.

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  2. Prueba cambiar el código HTML en editar la entrada, modificando el tamaño width="500" height="385" o elige tú mismo el tamaño que más te interese.

    A ver si te va bien...

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  3. Muchísimas gracias Agustí. Tu suegra (entre nosotros... La mejor del mundo) me ha comunicado tu comentario.
    Debo de ser tonto, porque no me permite modificar siguiendo las instrucciones. Mejor dicho, sí me permite, pero el resultado es el mismo.
    De todas formas, gracias por tu ayuda.

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  4. Je je je. Hola, Manuel, es que eres un artista, no un hombre de esta tecnología infernal.

    Y tu post sobre György Ligeti... sencillamente genial.

    PS

    Por ahí he subido un juguete que quisiera leyeses...

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  5. Hola Manuel, hace ya tiempo que no participo en tu blog aunque lo sigo fielmente, pero los finales de curso y otros acontecimientos añadidos no dejan un momento libre. Leyendo esta entrada he recordado el estreno, o una de las primeras interpretaciones en España, de "Lontano". Debió ser hacia 1973 o 74. En esta época la ONE solía anticipar estrenos de la temporada en el Festival de Granada y por eso este tipo de obras se solían oir primero allí.
    El público de aquellos lares, los míos, era vocinglero y poco respetuoso aunque, cuanto menos, hacía un esfurzo visible por "escuchar" la obra. Aquellos conciertos solían acabar como el "rosario de la aurora", pero tenían algo muy bueno: ¡mostraban a un público vivo e inquieto! En Madrid todo era distinto. Cuando la obra telonera era una presentación de estas características, gran parte del público llegaba a "la segunda" que siempre era de gran repertorio. El problema surgía cuando la obra estaba en la segunda parte, como en el caso del estreno de la "Sinfonía en Do" de mi maestro Bernaola. Acabaron entrando "los grises", ¡igual no sabes ni quienes eran!, en el gallinero con un ruido infernal y dando algún palo que otro. El escándalo fué mayúsculo cuando tras calmarse aquel enorme lío empezó la obra que cerraba el concierto. ¡Nada menos que "Ameriques" de Varese! No se sabía bien si las sirenas que se oían sonaban en la orquesta o eran de los grises que volvieron a entrar en la sala ante el nuevo tumulto que se armó. Y a todas estas, Manuel, ¡qué bien lo pasé yo, por Dios!
    Lo más emocionante era que se palpaba que todas las personas allí presentes, cada una a su modo, amaban la música sobre todas las cosas. Cómo se nota que ya voy para viejo ¿verdad?

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  6. ¡¡Hola José Miguel!!
    Me encantan esas historias, que a mí nunca me han pillado. Yo he vivido la postmodernidad, el aplauso robotizado, la ausencia de debate...
    Un mundo menos vivo y predecible.

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  7. Manuel, por falta de tiempo no había comentado nada de tu obra El horizonte eterno. Decías que el horizonte liso y perpetuo, los molinos, las vides están en esa música.
    Yo hubiera querido saber contarte una experiencia que tuve hace ya bastantes años, cuando presencié un espejismo, sensación que no he olvidado y que aumenta la idea de misterio y grandeza de esa comarca singular. Habrá ocasión.

    Hoy leo a José Miguel y como siempre me encanta. Yo si que tengo años......lo que cuenta era tal cual. Familia mía que por esos tiempos asistía en Madrid a conciertos, me han contado algunas historias bien parecidas.

    Pero lo de ahora me da penita. No solo nadie disiente, por saber de lo que habla. Es que los que no sabemos, tampoco expresamos nuestra opinión. Yo creo que todo se aplaude, pero por sistema, como un resultado lógico de cualquier actuación. Eso no debe ser bueno,vosotros diréis.

    ¿Te acuerdas Manuel, de una actuación de Teresa Rabal (la obra Emmanuel)en el Auditorio? No nos habíamos visto en la sala y estábamos igual de indignados a la salida, coincidiendo José María, tu y yo estupefactos ante la euforia y hasta histeria en algún caso, del público asistente.

    Espero seguir aprendiendo cosas de todos vosotros, besos ¿pasarás el viernes por Diputación?

    Magdalena

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  8. Manuel, soy Juan Senís. Me he dado una vuelta por aquí, y me ha gustado lo que he visto y, sobre todo, oído y leído. A ver si soy constante.

    Un saludo y buen verano.

    Mi blog es:

    www.yanocomprolibros.blogspot.com

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  9. Magdalena:
    recuerdo ese bochornoso concierto de Teresa Rabal. Al día siguiente, en la cadena SE, lo puse a bajar de un burro y encima me atreví a criticar al público. Al parecer hubo llamadas indignadas.
    Ya le dije a María que por desgracia no estaré en el concierto del viernes. La razón es que comienza a la vez en Quintanar el Festival de la Mancha. También sabe que intentaré que Seldom sene pueda estar el año que viene ahí.
    Un abrazo.

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  10. Esperamos noticias de Quintanar, cuando estés de regreso.
    Lamento no haber oído tu crítica en aquel momento, el otro día felicité a un comentarista que como tú (en otra emisora) hizo comentarios que seguramente le costarían alguna molestia. Sois indispensables; vuestra verdad por encima de todo.
    Besos, Magdalena

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  11. Hola, Manuel. Volviendo a György Ligeti. recuerdo que su intervención sonora en 2001 me causó ansiedad, expectativa... todo esto durante la cinta.

    Incluso hasta cierto misticismo llegué a advertir en mis emociones...

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  12. Muchas gracias por tu blog Manuel, es muy completo. Hay música de todo tipo, desde la Edad Media hasta las vanguardias del siglo XX. También tuve la fortuna de ver el Saint François d'Assise, además con la doble fortuna de no tener que coger el metro ya que fue al lado de mi casa. Desde los primeros ritmos de las percusiones de teclado, y la entrada de las voces con el tritono Sol-Do# hasta ese acorde final de Do mayor rellenado de ciertas disonancias, representando la resurrección fue algo que no olvidaré. Intentaré hacer en mi blog una labor complementaria a la tuya. En definitiva, muchas gracias. :)

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