miércoles, 20 de octubre de 2010

El maestro Estarellas


Poco puedo añadir de mi maestro Gabriel Estarellas que no esté publicado en su página web, en su extensa discografía o en cualquier biblioteca sobre música para guitarra del siglo XX. Tan sólo voy a hablar de mi contacto personal con él.
En el año 1992, un joven conquense, con la maleta llena de ilusión, viaja a Madrid para estudiar el grado superior de guitarra en el Real Conservatorio Superior de Música. El contacto con Gabriel fue difícil al principio. Yo, al fin y al cabo, era el típico jactancioso que destacaba en una ciudad pequeña, pero que al lado de lo mejor del país y del extranjero (la cátedra de guitarra estaba poblada por alumnos de allende nuestras fronteras) pasaba por uno más, lleno de vicios y errores técnicos que muchas veces me negaba a ver.
El maestro Estarellas imponía. Su rictus en clase (quien no sea músico, debe imaginar la situación de más de una hora donde sólo hay un alumno y un profesor) siempre era serio. Rara vez decía adjetivos como "perfecto", "inigualable" o "está clavado", nada que pudiera convertir al alumno en un acomodado.
Eso sí, nunca tenía un mal gesto, animaba al estudio y sobre todo... resolvía TODAS las dudas técnicas, ahondaba en el estilo de la pieza, hablaba desde la sabiduría del MÚSICO con mayúsculas, que permanecía en contacto con los compositores más importantes de España. Además era un visionario de la guitarra y un buscador de sonoridades. Recuerdo cómo monté con profundidad Fábula, de Luis de Pablo, cuando apenas había salido de la mente del autor.
Tras acabar los estudios (demasiado rápidamente) hubo un periodo de separación. Él siguió su gran carrera como solista y docente (por él han pasado grandes intérpretes como Mauricio Díaz Álvarez o Lucas Martino Garro) y yo me centré en intentar dominar el mundo de la composición. Pensando en él compuse el Concierto para guitarra y orquesta de cuerda. Cuando lo recibió movió "Roma con Santiago" para posibilitar su estreno, que tuvo lugar en Lublin (Polonia) dentro del Festival Internacional de Guitarra de esa ciudad en 2005, actuando como solista Lucas Martino.
Hace un año me encargó una obra para ser estrenada en los ciclos del CDMC en el auditorio del Museo Reina Sofía. Como consecuencia de ello, nació Passacaglia, que sonará por primera vez el 15 de noviembre.
Estoy nervioso, pero seguro de que será un éxito. El intérprete lo garantiza.





martes, 12 de octubre de 2010

Retorno a las músicas que me emocionaron (II)


Las sombras se aclaran por momentos, aunque sé que su retorno será cíclico y continuo. Quiero aprovechar en esta noche de lluvia y de ciertos claros en mi cabeza para analizar otra obra que me marcó en mi época de juventud, esta vez como estudiante de guitarra.
La Canción del emperador del vihuelista del renacimiento español Luys de Narvaez (alrededor de 1500-1550 ó 1560) está publicada en su obra «Los seys libros del Delphin de música en cifra para tañer vihuela». Se trata de una transcripción muy libre y variada de la bellísima chanson polifónica de Josquin des Pres (1440-1521) Mille Regretz. Poco podemos decir de esta música, amorosa en origen, redentora para los oídos sensibles y ejemplo (en su versión coral) de cómo utilizar la polifonía con independencia de voces pero con un texto claro y directo. La homofonía domina sobre el contrapunto imitativo, a pesar de que todas las voces están trabajadas horizontalmente y son melódicamente satisfactorias.
La versión instrumental recoge todo el recogimiento original (perdonen la trabada redundancia), pero los melismas melódicos de la vihuela le dan un toque diferente, más instrumental, pero sin perder la referencia primera.
El nombre de Canción del emperador se debe a que era la preferida de Carlos V, para el que sirvió Narváez tras la muerte del comendador mayor de León Francisco de los Cobos en 1547.

La primera versión que escuché y que imité como intérprete fue la del gran maestro Andrés Segovia. En este vídeo en el concierto en la Casa Blanca el 3-11-1979 podemos observar cómo el guitarrista de Linares interpreta desde una perspectiva romántica, cuidando el sonido tan especial que conseguía, sin mucho estudio del instrumento original y sin ninguna poerspectiva historicista. Pensemos que por esos años sólo interpretaban a la vihuela cuatro "sonados" como Jorge Fresno.


Por el contrario, esta versión a la vihuela de Dolores Costoyas es consecuencia del sonido tenue y menos reverberante del instrumento original. Su versión es reposada y los pasajes melódicos no buscan ser redondos, sino sugerentes gestos de ida y vuelta. Sigue los criterios historicistas hoy en boga y me parece muy sugerente.



Para acabar, quiero volver al principio, al origen, a la chanson de des Prez. Escuchen esta bellísima versión de la Capilla Real de Catalunya y Hesperion XXI dirigidos por Jordi Savall mientras siguen la letra:

Mille regretz de vous abandonner
Et d'eslonger vostre fache amoureuse,
Jay si grand dueil et paine douloureuse,
Quon me verra brief mes jours definer.

Mil pesares por abandonaros
Y por alejar vuestro rostro amoroso
Siento tanto duelo y pena dolorosa
Que se me verá en breve acabar mis días.



Luchemos por la ortografía