sábado, 12 de noviembre de 2011

AeroDynamic: El jardín de las incontables ventanas

Siempre es una alegría para la ciudad de Cuenca recibir a sus grandes músicos que emigraron para ampliar su formación. El pasado sábado el turno fue de María Martínez Ayerza, que ya había cautivado a su ciudad natal interpretando en solitario y con las otras formaciones en las que participa: The Royal Wind Music y Sledom Sene.

En esta ocasión vino como componente del trío AeroDynamic, agrupación imaginativa tanto en la combinación vocal-instrumental como en la pluralidad del repertorio y el enfoque de éste. Abordan dos momentos históricos lejanos, como son la transición del Medievo y el Renacimiento y la música del siglo XXI. Tras el concierto, la sensación percibida es que la lejanía temporal ha evolucionado hacia una natural continuidad.

Antigüedad y vanguardia.

Y es que con una soprano de gran plasticidad y la variedad instrumental de las flautas de pico el paso de un siglo a otro parecía como la evolución natural de una época sobre la anterior. Ayudó mucho la puesta en escena, teatral al inicio, con apoyo de multimedia y utilización espacial de todo el escenario. El resultado fue exquisito, lleno de sorpresas y continuos colores.

El repertorio era difícil en su conjunto, sin concesiones y abría ventanas a los sentidos. Las piezas contemporáneas buscaban todo tipo de efectos sonoros de las flautas, así como su mixtura con la voz, pero la fiesta no sólo era sonora, sino también visual. Conmocionó la serenidad de la música profana española del renacimiento, en unas referenciales versiones de Guerrero y Juan de Urrede, las austeras interpretaciones del siglo XV inglés y la exuberante variedad de la música del siglo XXI casi toda dedicada a la agrupación, donde pudimos ver instrumentos Petzold, interpretación de dos flautas simultáneamente a modo de un aulos griego o un uso de dinámicas amplísimo, muy superior al imaginado en el mundo de la flauta dulce.

Los intérpretes.

El trío, nacido en 2004, aglutina a intérpretes sobresalientes e implicadas. La soprano holandesa Harma Everts luce una voz limpia, que no busca la potencia sino la simbiosis con las flautas. Posee una teatralidad innata, que le permite pasar del canto al recitado con naturalidad, en un Sprechstimme perfecto. Los agudos son puros y penetrantes y el registro medio claro y redondo.

Tanto la flautista alemana Stephanie Brandt como nuestra querida María Martínez Ayerza han llegado, pese a su juventud, a un nivel técnico difícilmente superable. Gracias al continuo uso de recursos, ofrecieron una amalgama de colores rica y siempre cambiante. Fascinaron con ataques convencionales, frulattis, glissandis imposibles… todo un talento al servicio de la música que llenó de aplausos la sala de cámara en otra tarde-noche inolvidable, que en este caso se aderezó con unas gotas de orgullo por el retorno de uno de los mejores exponentes del talento de esta ciudad.


Esta crítica apareció en la versión impresa de EL DÍA DE CUENCA el pasado 8 de noviembre de 2011


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