lunes, 27 de agosto de 2012

Enrique Arias, In Memoriam (1971-2012)

Estoy nuevamente desolado. No tengo palabras.
Mi relación con Enrique es ejemplo de contemporaneidad. Todo surgió de debates filosóficos en el blog de Fernando G. Toledo RAZÓN ATEA. Ahí dejaba un poso de serenidad, amor por la estética y la vida. Todo desde un razonamiento lúcido, de los que costaba entender por su brillantez.
Pronto entré en su blog, titulado con el nombre que utilizaba en las tertulias, un juego de palabras entre su apellido y la filosofía: Ariastóteles Platónico. Un mundo especial desde el corazón de México hacia el mundo.
Por eso mismo, por su amor a la vida no puedo entender este trágico final. Siempre pensé que escuchar una nueva versión de una sinfonía de Mahler, crear otra sorprendente pintura o recorrer esos rincones de barroco colonial serían suficientes para mantener la esperanza.
Nunca tuve el placer de estrecharte la mano, amigo. Nos conocimos en Mendoza, en ese blog de ateísmo esencial, pero viajábamos por esta red de España a México, pasando por toda américa y Europa. Te echaré de menos, siempre esperaba tu primer comentario, que me alegraba la noche.
Ojalá existiera un más allá donde encontrarnos.

Les dejo con un montaje realizado por Enrique con fotografías de uno de sus viajes y una obra mía: CANCIÓN Y DANZA Nº1.

Luchemos por la ortografía