viernes, 8 de enero de 2010

MÚSICA PARA UN DÍA DE NIEVE


Nuevamente, Cuenca ha amanecido cubierta por un manto de nieve. El fenómeno, como siempre, me produce una alegría inexplicable, cargada de melancolía y placer.
Recuerdo las guerras infantiles de bolas. Hoy en día siguen produciéndose tanto entre los chavales como en los mayores. Proyectiles que van y vienen y que invitan a participar con entusiasmo y desenfreno.
Pero hoy deseo que regresen a casa y escuchen esta música deliciosa, con la calefacción bien encendida mientras los copos vuelan en el exterior. Es el tercer movimiento de la 8ª sinfonía de Antonin Dvorak (1841-1904). Todo el talento melódico del maestro checo se plasma en esta joyita, que tanto debe a Brahms por su alegría contenida y poco extrovertida.
La versión es de Los Angeles Philharmonic Orchestra dirigida por Zubin Mehta en el año 1977.
Disfrútenla.

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