miércoles, 14 de diciembre de 2016

15 de diciembre de 2016. Un año sin notas.

El 15 de diciembre de 2016 marca el año exacto desde que firmé mi última composición: INFANCIA, para guitarra. Durante estos 365 días no he escrito nada, no tuve necesidad ni deseo y simplemente he seguido los designios que la vida me ha ido marcando, sin forzar artificialmente lo ya extinto.

No piensen  que vivo con dolor esta experiencia. Son etapas que van pasando con la misma naturalidad con la que se nos cae el pelo o se tiñe de gris. La creación debe partir como necesidad y ésta se alimenta del propio conocimiento y la experiencia. Así crece y evoluciona nuestro lenguaje y así conseguimos poco a poco la personalidad creativa.

Pero este proceso va acompañado de muchos factores. Una vida ocupada en el trabajo de profesor, una actividad familiar intensa y gratificante y el inevitable paso de los años, que hace que las ilusiones se difuminen y que sepamos ver todas las caras de este mundo tan complejo y lleno de aristas.

En estos veinte años de producción tengo un conjunto de obras aceptable, no muy numeroso, en el que intentaba contentar mis deseos expresionistas a veces y de color otras. Algunos años dominaba un concepto sobre otro, aunque el motivo conductor era siempre emocional.  Por ejemplo, las canciones a mis hijas me hicieron recorrer el mundo de la melodía directa y emocionante, mientras que mi obra de cámara era el gran refugio de la dureza y el desgarro. Siempre estaba mi mente como equilibrio entre esas fuerzas que tanto tiraban de mí. He considerado cada composición como un mundo, como una obra inmensa a la que tenía que dedicar la vida entera.

Pero todo eso, imagino que temporalmente, se acabó. Perdí esa necesidad, ese gusanillo que me recorría las entrañas delante del papel pautado. Es demasiado esfuerzo, casi siempre recompensado con unos aplausos, probablemente sinceros, y con palabras de admiración, e incluso cartas anónimas solicitando un autógrafo.

A pesar de todo, son demasiadas horas dedicadas, tras las cuales no termino de ver el reflejo de las mismas en la sociedad como imaginaba. La compensación económica, que al final es la que alimenta el alma y el cuerpo, es prácticamente inexistente. Además, por qué no decirlo, el compositor debe desarrollar una carrera paralela de gestión y venta del producto. Hablar con unos y otros, “comer la oreja” a los programadores, vender la burra y las excelencias de uno mismo, marcar los tiempos como un auténtico macho alfa… y en ese aspecto la naturaleza nunca me dotó. No he sido competitivo, quizá por cobardía, por pereza (a la que soy un gran aficionado) o por una excesiva timidez. El punto final ha sido la ópera LA CAJA DE LUZ. Un proyecto casi definitivo, con libreto de Gustavo Villalba, al que no he dedicado en su promoción y venta los esfuerzos que requiere, pero es que no valgo para eso y me resulta agotador.

La música sigue por mis venas, toco la guitarra como no lo hacía durante los últimos veinte años y mi última adquisición –una guitarra restaurada por José Miguel Moreno de mediados del siglo XIX— me nutre permanentemente y completa mi existencia. De momento doy gracias a la vida.
Les dejo INFANCIA, un año después.




viernes, 26 de agosto de 2016

CRÍTICA LITERARIA Y DISCOGRÁFICA

Queridos amigos:
Si el tiempo y las interminables obligaciones no me lo impiden, el curso 2016/2017 será para este bloguero el que marque un nuevo reto: la crítica literaria y discográfica. Sobre lo primero, me ceñiré exclusivamente a libros de temática musical, ya sean novelas o ensayos, y en muchos casos relacionados con personas que conozco. En cuanto a lo segundo... algo parecido, con algo de acercamiento al mundo e la guitarra, pero ni mucho menos de forma exclusiva.
Idos preparando, Fernando G. Toledo, Marco Antonio de la Ossa, María Ayerza, Gabriel Estarellas, Belén Estival, etc. Allá voy.

lunes, 21 de marzo de 2016

55 SEMANA DE MÚSICA RELIGIOSA

Queridos amigos, este año seré colaborador del diario digital VOCESDECUENCA para la 55 edición de la Semana de Música Religiosa de Cuenca.
Este blog volverá a la actividad pronto, cuando mis obligaciones laborales vuelvan a la normalidad en el mes de julio. Hasta entonces, tengo preparada alguna entrada, de la que les haré saber en pocos días.
Feliz Semana Santa a todos.

lunes, 4 de enero de 2016

Sanctus y Agnus Dei

El profesor Fernando J. Cabañas Alamán organizó un homenaje al gran maestro y compositor conquense don José López Calvo. Es una suerte contar con personalidades que ponen en valor el talento de otros cuando están vivos, en un país en el que tendemos ha realizar estos actos cuando ya nos han abandonado.
El homenaje constó una mesa redonda en la que estuvieron el propio Fernando J. Cabañas, junto a un gran colega en el mundo de los músicos militares como el Excmo. Sr. Don Francisco Grau Vergara, el historiador Juan Máximo Rodríguez Peinado y tres antiguos alumnos: José Mª Sánchez Verdú, Pedro Pablo Morante Calleja y un servidor.

José López Calvo

Al día siguiente hubo una conferencia-concierto, en la que Fernando Cabañas disertó sobre la vida y obra del maestro y posteriormente el Coro del Conservatorio de Cuenca, bajo la batuta de Pedro Pablo Morante Calleja, interpretó cinco estrenos de Sánchez Verdú, Juan Carlos Aguilar, Francisco Torralba, Manuel Murgui y Manuel Millán, además de un villancico del maestro Calvo.
Los actos estuvieron llenos de sentimiento, admiración y calidad. Espero que esta breve composición que escribí a mi maestro les guste.


Luchemos por la ortografía