lunes, 5 de abril de 2010

MEDITACIÓN SOBRE LAS 49 SEMANAS DE MÚSICA RELIGIOSA


Poco puedo escribir sobre la 49 edición de las SMR. Mi papel como informador y crítico en EL DÍA DE CUENCA ha exprimido toda mi capacidad de análisis técnico. Por eso sólo quiero meditar sobre las sensaciones que me deja este maravilloso festival, el mejor del mundo en el campo religioso.
Minkowski me hizo llorar en su versión de La Pasión según San Juan de Bach. A pesar de mi amor por este arte, sólo fue la segunda vez que me pasa. Pero lo mejor es que casi todos los días tenía algún momento donde hervía mi interior por la grandeza interpretativa y lo sublime de la obra. Como ejemplo, la intimidad inenarrable de Andreas Martin con el laúd Barroco, o Melnikov afrontando los 24 preludios y fugas de Shostakóvich en un clima de emoción continuo. Pasaron Les musiciens du Louvre, Harry Christophers, La Venexiana, King´s Consort, Arditti Quarttet, Hiliard Ensemble, Marta Almajano, Psallantes... Obras como las dos Pasiones y la Misa en Si de Bach, estrenos mundiales y recuperaciones musicológicas.
Pero lo que no puedo describir es la sensación espiritual que recorre mi cuerpo. Esa serenidad que me invade, la necesidad de lenguajes de alabanza musical en mi agnóstica mente. Imagino que existe una predisposición para ello y que la belleza de la ciudad y el perpetuo mensaje de la muerte de Jesús me influirá.
En todo caso, espero con impaciencia la edición 50, las bodas de oro de un festival que engrandece Cuenca y la convierte en el centro de la música internacional.

4 comentarios:

  1. ¡Hola, Manuel!

    ¡Bendito sea el arte que nos regala un consuelo redentor en este mundo tan desorbitado!

    ¡Salud por ese laúd barroco! Acá en México pude escuchar una obra barroca con un enorme instrumento de cuerda pulsada cuyo nombre no recuerdo, pero me dio gusto ver que en estos día tú también escuchaste un instrumento de dicha familia.

    ¡Inquieta y agnóstica alegría!

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  2. Seguramente fuera una Tiorba (o Teorba). Otra posibilidad es el Archilaúd, que fue el utilizado por Andreas Martin en Cuenca.
    Un abrazo Enrique y que siga tu feliz viaje.

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  3. Cuenca necesita más acontecimentos como este. Y más gente como tu, maestro, que descubres el espíritu sensible de la ciudad para deleite de todos los que buscan el sentido placentero de lo cotidiano.

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  4. ¡Hola! ¡Acabo de consultarlo con Leonardo Villeda, el tenor solista, y sí, mi estimado Manuel, era una tiorba!

    ¡También había un clavecín, un chelo barroco y un continuo!

    ¡Salud e inquieta alegría!

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