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Foto: @David Gómez SMR |
Prensa:
Crítica, análisis y divulgación musical
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Foto: @David Gómez SMR |
El año 2025 se presenta con un estreno muy importante que
marcará un cénit en mi carrera como compositor. No puedo dar más datos y en
unos pocos meses sabrán de qué se trata.
Pero no vengo a hablar de ese estreno, sino del inicio de un
nuevo y definitivo proyecto creativo que no tiene fecha de entrega y que para
mí supone el cierre del círculo vital como ser humano: la ópera ARTABÁN.
¿Por qué ARTABÁN es el cierre de un círculo? Porque quiero
devolverle a su autor lo que me dio de niño y quiero hacerlo desde la más
absoluta madurez, sabiendo que la vida es corta, ya la he consumido en su mayor
parte y no puedo perder el tiempo.
Todo empezó de niño. No sé a qué edad exacta, pero vino a mis
manos un libro que andaba por mi casa, escrito por Carmen Pérez Vera. Su
lectura me marcó. Me pareció que su protagonista encarna todos esos valores que
nos acompañan en nuestra infancia en época navideña: el amor desinteresado por
los demás, la generosidad sin límite y el sacrificio y humanidad sin restricciones;
valores que poco a poco van menguando en nuestros corazones con el paso de los
años por las simples circunstancias de la vida, la complejidad de las
relaciones sociales, las escaseces económicas y los intereses cruzados que complican
los sentimientos primarios.
Con ARTABÁN se inició la vida lectora de un niño tímido, muy
torpe, de pocos y buenos amigos, vergonzoso, obsesivo y afectado posiblemente con
lo que hoy llamaríamos TDA (trastorno de déficit de atención), que tuvo como
consecuencia más de un guantazo en clase y unas notas bastante mediocres. Pero
ARTABÁN hizo que mi sensibilidad a flor de piel encontrara un camino para
mostrarse. Quizá, quién sabe, fue uno de los causantes de que yo sea compositor.
The Other Wise Man (El otro Rey Mago)
El origen de este personaje no proviene de la imaginación de
Carmen Pérez Vera, sino de un pastor presbiteriano norteamericano: Henry van
Dyke (1852-1933). Según reza la Wikipedia:
El zigurat de Borsippa, con sus altos muros y siete pisos,
era el punto de encuentro de los cuatro reyes e inicio de la travesía conjunta.
Hacia allí acudía Artabán, con un diamante protector de la isla de Méroe, un
pedazo de jaspe de Chipre, y un fulgurante rubí de las Sirtes como triple
ofrenda al Niño Dios, cuando topó en su camino un viejo moribundo y desahuciado
por bandidos: interrumpió el rey su viaje, curó sus heridas y le ofreció el
diamante al viejo como capital para proseguir el camino
Continuó en soledad en pos de su destino, pero arribado a
Judea, no encontró ni a los Reyes ni al Redentor, sino hordas de soldados de
Herodes degollando a recién nacidos: a uno de ellos, que con una mano sostenía
a un niño y en la otra blandía afilada espada, ofrece el rubí destinado al Hijo
de Dios a cambio de la vida del niño. En esta actitud es sorprendido: es
apresado y encerrado bajo llave en el palacio de Jerusalén.
Treinta años duró el cautiverio, y fueron llegando ecos de
los prodigios, consejos y promesas de un Mesías que no era sino el Rey de Reyes
al que fue a adorar. Con la absolución y errando por las calles de Jerusalén,
se anunció la crucifixión de Jesucristo; encamina sus pasos al Gólgota para
ofrecer la adoración largamente postergada, cuando repara en un mercado en el
que una hija es subastada para liquidar las deudas su padre. Artabán se apiada
de ella, compra su libertad con el pedazo de jaspe, la última ofrenda que le
quedaba es ofrecida y Jesucristo muere en la Cruz: tiembla la tierra, se abren
los sepulcros, los muertos resucitan, se rasga el velo del templo y caen los
muros. Una piedra golpea a Artabán y entre la inconsciencia y la ensoñación, se
presenta una figura que le dice: “Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y
me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste,
me hicieron prisionero y me liberaste”. Desorientado y exhausto pregunta:
“¿Cuándo hice yo esas cosas?”, y con la misma expiración recibe la respuesta:
“Lo que hiciste por tus hermanos, lo hiciste por mí”. Con él se elevó a los
mismos cielos que en su juventud le guiaron en pos del Destino finalmente
alcanzado.
Para mí, en este cuento navideño son mucho más importantes
los valores que la religiosidad. Es más, todos los que me conocen saben que amo
mi cultura católica, pero soy un escéptico convencido. Sin embargo, la lectura
del cuento, tanto en su versión original como en su adaptación infantil, me
sigue generando lágrimas inocentes y una emoción poco explicable a mis años.
Esta vez no tengo un libretista, como sucedió en mi primera
ópera: LA CAJA DE LUZ (Gracias eternas, Gustavo, por ese libreto genial). Aquí
solamente tengo que adaptar el texto original con breves diálogos y algunos
versos que tomaré, como tantas veces, de los maravillosos siglos XV, XVI y XVII
en España.
Con el paso de los años siento que casi todo es
prescindible. Me quedo con el cariño infinito que siento de mi familia (tanto de
la que he creado como de la que provengo), un paseo con mi mujer, una cena
entre amigos, el calor de una tertulia hablando del Atleti, la emoción intensa
de un concierto, o mis dedos jugando entre las cuerdas de mi guitarra
decimonónica. Por eso, tengo que ir a lo esencial y dar gracias a Henry van
Dyke, a Carmen Pérez Vera y a todos los maestros que me enseñaron música, desde
el solfeo más primario hasta las enseñanzas más complejas. A todos ellos, a
todos vosotros: ARTABÁN ha comenzado el vuelo. Ojalá la vida nos permita disfrutarla.
Os quiero.
Despedida definitiva.
Y quiero terminar mi crítica con una despedida. Esto que están ustedes leyendo es la última que leerán. Tras tres décadas he decidido cortar con esta parte de mi vida como músico. No es por nada especial; simplemente, estoy agotado y ya estaba bajando bastante el número de crónicas anuales. Los adjetivos se terminan agotando y mi capacidad pedagógica ya no da para más.
Quiero dar las gracias a mi maestro José Miguel Moreno Sabio, que me cedió su tarea para la revista RITMO, con la que he trabajado tanto tiempo. También a este periódico, Voces de Cuenca; igualmente a la Cadena SER, El Día de Cuenca, la Tribuna, ABC o Cuenca Cultura.
La crítica me ha educado casi tanto como el conservatorio. Me ha permitido escuchar y juzgar a los más grandes, conocer auditorios increíbles, hablar con enormes directores e intérpretes. Siempre he sentido al músico como un colega, porque lo es, y esa empatía la intento transmitir en cada escrito o en cada programa de radio en los que he participado. Quizá por ello nunca he sido un crítico duro y he preferido el silencio o la sutileza que la adjetivación negativa.
Nos vemos en las próximas SMR, en la Catedral, el Auditorio o en cualquier sitio donde haya buena música. Un saludo.
Muy sencillo, por decir sí a una propuesta de mi profesor José Miguel Moreno Sabio. Quería dejar de hacer crítica para la revista RITMO y pensó en mí. Como siempre, unas palabras aduladoras me derrumbaron y acepté: "pensé en ti porque eres una persona con cultura y conocimiento". Era un veinteañero y no lo dudé; era una gran oportunidad.
De RITMO pasé a la Cadena SER, EL DÍA DE CUENCA, LA TRIBUNA DE CUENCA, CUENCA CULTURA e incluso en el ABC en su edición de CLM.
Ser crítico me ha permitido conocer a los más grandes, charlar con ellos, enriquecerme un poco más. Muchos de ellos me han mostrado su afecto, su agradecimiento o incluso su punto de mira diferente. He sido muy feliz, pero evidentemente, todo tiene su fin y los adjetivos ya no tienen efecto, son recursos demasiado reiterados.
Existe otro elemento que me ha ayudado a tomar la decisión: La adaptación. No lo he conseguido del todo con las nuevas visiones de las cosas. Estoy anclado en una manera de pensar que se contradice con el cambio frenético de la sociedad. Creo que deben ser los más jóvenes los que continúen la tarea. Quizá no sea un periódico o una radio la mejor fórmula. Tal vez sea Tik Tok en vídeos virales y rápidos, con movimientos constantes y música de fondo. Quizá sea ese el futuro.
Muchas gracias a todos por seguirme estos años. Me despido con la constatación del paso el tiempo.
Tras los dos años de pandemia y un problema "profesional" que me impidió cubrir los tres años anteriores, he regresado con mucha fuerza como crítico de la 60 edición de las Semanas de Música Religiosa. Todo ello, en el periódico digital conquense vocesdecuenca.com.
En esta página quiero insertar todos los enlaces.
Tras el exitoso estreno de la ópera de cámara LA CAJA DE LUZ, con música de Manuel Millán y libreto de Gustavo Villalba, el pasado 10 de diciembre en la Fundación Antonio Pérez, quiero hacer un resumen de las apariciones en prensa, ya sea como noticia, entrevista o crítica.
El inicio del trabajo, fue anunciado por el periódico VOCES DE CUENCA el 12 de noviembre y por la WEB dedicada a la música contemporánea (y dirigida por Ruth Prieto) EL COMPOSITOR HABLA.
Entrevistas:
ONDA CERO. Realizada por Álvaro Velayos. Intervenimos Carlos Lozano, Gustavo Villalba y un servidor.
La revista LOS OJOS DEL JÚCAR publicó esta entrevista a Gustavo Villaba y a mí, realizada por Clara Burgos Valenciano.
Notas de prensa:
Los distintos medios se hicieron eco del estreno y del rápido agotamiento de las invitaciones.
A su vez, existió una importante repercusión tras el éxito del mismo.
Críticas:
José Antonio Montero publicó una crítica en cuatro medios:
En la revista italiana OTTICA CONTEMPORANEA.
A su vez, Marco Antonio e la Ossa realizó crítica en dos medios:
ONDA CERO, programa Musiquerías.
Posiblemente, me falten entradas en otros medios. También tengo que agradecer las críticas vertidas en redes, prácticamente todas muy positivas. Me quedo con el cariño, el entusiasmo y la emoción del público. Me quedo con el trabajo de todos los que lo han hecho posible: Cuenca Ciudad de Música y todos los cantantes, músicos, iluminadores, figurinistas, directores, etc. Pero de eso hablaré más tarde, en otra entrada.
Un saludo a todos.
Fotografías: José Antonio Montero. LA CIRCULAR.
No miento si digo que esta es la entrevista más bonita que me han hecho jamás. Una antigua alumna, que destacaba por su brillantez y sensibilidad, solicitó realizarme una entrevista como trabajo de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UCLM. El motivo principal, el estreno de LA CAJA DE LUZ el próximo 10 de diciembre.
Aquí está el resultado
Manuel Millán de las Heras es
compositor de numerosas obras, como óperas y marchas de Semana Santa,
guitarrista y también profesor de música desde hace 27 años. Sus composiciones
han sonado en festivales de toda España y fuera de ella.
Galardonado con el primer
premio del IV concurso internacional de composición por la obra Cuarteto de
cuerda nº1. Además, ha sido nombrado castellanomanchego del año 2013. Es
una persona con mucho carisma, apasionada de su trabajo y de la música con la
que ha crecido toda su vida.
¿Cuándo supo que quería
dedicarse a la música?
Yo empecé como cualquier niño
estudiando música, primero en la banda municipal y luego cuando se abrió el
conservatorio. Pero digamos que mis primeros años fueron un poco sin especial
motivación. Mi madre me apuntó a música porque un maestro de primaria le dijo
que tenía muchas facultades musicales, pero a principios de la adolescencia
vino otro profesor, Jesús Sánchez, que despertó todo lo que tenía dentro y a
partir de ahí, con 15 años, nunca dudé, quería ser músico.
Vivaldi, Mozart, Bach…
¿Cuáles fueron sus referentes?
Gracias a este profesor
descubrí la belleza de la música más antigua. Empecé con determinados
compositores del S.XVI: Tomás Luis de Victoria, Narváez, Valderrábano. Y a
partir de ahí, la música que vino después. Pasados los años, también empecé a
disfrutar de las músicas del S.XX, tanto las populares como las más cultas o
clásicas. En general, me gustaba la música que tenía mucho que comunicar y que
tenía una bonita elaboración.
Tras componer tantas obras
¿de dónde saca la inspiración?
No existe la inspiración,
existe el talento para algo que puede ser tanto para componer como para entender
el mecanismo de una ley. Todo el mundo tiene talento para algo y cierta
habilidad. También es importante tener conocimiento gracias a grandes
profesores y esfuerzo personal para llevarlos a cabo y enriquecerlos. Y luego
el deseo de escribir. Yo siempre quito la mística de la creación, hay una
habilidad, un deseo y una buena formación.
Estrena una nueva obra aquí
en Cuenca, en diciembre ¿qué le llevó a escribir la ópera La Caja de Luz?
La obra es nueva porque se va a estrenar, pero en realidad está escrita entre el año 2011 y 2013. Tras estrenar en 2011 en la Semana de Música religiosa una pieza para violonchelo, Aunque es de noche, una de las mejores interpretaciones de mi obra. Estaba con mucha creatividad y contacto con un gran amigo mío y excelente escritor, Gustavo Villalba, y le pido hacer una ópera juntos. A él le pedí un libreto que tenga algo religioso y me enseñó algo muy trascendente que habla sobre la violencia, el dominio del poder que puede llevar al abuso. Así que me puse y esos dos años de mi vida se dedicaron a eso y ahora curiosamente 9 años después de terminarlo La Caja de Luz verá la luz.
Su música
ha sido interpretada por diversos autores en diferentes ciudades, ¿cómo se
siente eso?
Me encanta.
Mauricio, que se ha convertido en un gran amigo, es un guitarrista mexicano que
vive en Francia y que estrenó mi obra en Moscú hace poco. Ahora me dice que la
va a tocar en México y hará una gira con esa obra. De vez en cuando, me llegan
estas cosas y me encanta. Además, no es una cuestión económica porque no
repercute en nada, es cierto ego que se cubre, nada más.
Además de
compositor, también es profesor de música, ¿cómo combina ambos trabajos?
Los separo. Cuando
soy el profesor soy el maestro que enseña, sabiendo también a que nivel les
enseño en cada curso, no pretendo llegar a más. Como mi educación es en el
instituto lo que pretendo es que los chicos cuando terminen tengan un bonito
contacto con la música, es decir, que hayan sabido leerla, que hayan visto una
visión global de la música, que tiene muchas épocas y estilos y que ojalá algún
día cuando vayan a cualquier concierto de cualquier estilo sepan dónde están y
de dónde viene cada cosa.
¿Aprende
algo de sus alumnos durante las clases?
Muchísimo, no
sabes cuánto. Además, veo talentos que me deslumbran todos los años.
¿Tiene
futuros proyectos en mente?
Tengo como
intérprete seguir con el dúo La lira nocturna, que hemos tenido unas giras
bastante interesantes y continuaremos con ellas. Como compositor, estoy un poco
parado ahora con el estreno de la ópera. Escribo poco y cosas que me motiven
mucho, tengo en la mente otras dos posibles óperas con argumentos muy
diferentes: uno es Artabán, la historia del cuarto Rey Mago creada en el S.XIX;
y otra es una historia más compleja muy difícil de llevar a la práctica que es La
tía Tula, una película basada en una novela de Unamuno pero no tiene nada
que ver el argumento de una con la otra, más que el espíritu del personaje de
la tía Tula. Para mí se convirtió en una de las obras maestras del cine
español.
Tras tantos
años de carrera ¿qué es lo que más le ha sorprendido o impactado?
Me ha
sorprendido el talento de mucha gente que no es conocida y el carácter bastante
poco agradable de algunas personas que admiraba que hubiera sido mejor no
haberlos conocido personalmente.
Para
finalizar, ¿qué le diría al Manuel que acababa de empezar en la música?
Le diría que siguiera estudiando música que va a ser feliz
con ello, aunque también le diría que conociera más mundo que el que ha
conocido.