Viernes Santo. La
última osadía.
No se lo tomen a mal. Así son las SMR, en ellas pueden caber
acontecimientos difícilmente aplicables a otra ciudad o a otro festival de
música. Una reconstrucción de todos los oficios religiosos del Viernes Santo,
realizados en canto llano y polifonía española del siglo XVI –principalmente
Tomás Luis de Victoria— y teniendo como escenario la Catedral de Santa María de
Cuenca y su capilla del Espíritu Santo es un espectáculo único, ambicioso y muy
osado.
Hablé con algún colega crítico que estaba entusiasmado con
la propuesta. Me dijo que estas cosas sólo podían suceder aquí y por eso volvía
cada año. No se sintió defraudado.
Muy poco puedo añadir. Genial Juan Carlos Asensio y su Schola
Antiqua, tanto por la idea original, la concepción general, la forma de
dirigir y su voz en particular. Los Tallis
Scholars, con dirección de Peter
Philipps, cantan el renacimiento español con auténtica devoción. Los
adjetivos se quedan cortos y son reiterativos.
SCHOLA ANTIQUA @SMR Cuenca/Santiago Torralba |
Sábado Santo de
Medioevo y barroco.
La iglesia románica de Arcas fue la sede del concierto de la
mañana. Los protagonistas fueron los componentes del grupo Ala Aurea en un
recital titulado Planctus, los lamentos
de la Virgen María en el Códice Medieval alemán. Las fuentes sobre las que
se construyeron las piezas de este concierto están tomadas de códices entre los
siglos XII y XV. Son piezas monódicas (una sola melodía), a las que se les ha
añadido acompañamiento instrumental siguiendo pautas no escritas pero
admitidas.
Tanto la concepción general interpretativa como la ejecución
en sí resultaron muy convincentes en una música difícil de trasmitir. La voz
solista de Maria Jonas padeció
cierta inseguridad, pero su causa pudo tener seguramente un origen médico.
ALA AUREA @SMR Cuenca/Santiago Torralba |
Por la tarde en el Teatro Auditorio, venía uno de los platos
fuertes de las SMR: Les Siecles,
bajo la dirección de Bruno Procopio
y la soprano navarra María Bayo,
interpretaron los grandes motetes
religiosos de Jean Philippe Rameau. El francés ha pasado a la historia como
uno de los grandes del barroco tardío, pero principalmente por su obra escénica
y teórica. Los motetes son páginas de juventud que dejan bien claro que es una
mano maestra quien los escribe. Tienen momentos de cálida belleza, muy
francesa, ornamentada y elegante, pero también están alejados de la estructura
de recitativo, aria da capo y coro de las obras de la misma época alemanas o
italianas. Esa estructura difusa le ha impedido, quizá, una mayor proyección en
el público.
Bruno Procopio domina el barroco francés como la palma de su
mano. Toda elegancia y refinamiento de la partitura fueron mostrados con
auténtico entusiasmo. María Bayo, que cambió radicalmente de registro tras
cantar Poulenc en Madrid, ofreció una línea de canto muy acorde al estilo,
acompañada por ese timbre tan bello que la caracteriza. El resto de los
cantantes solistas se movieron con soltura en un conjunto más que notable.
MARÍA BAYO, LES SIECLES @SMR Cuenca/Santiago Torralba |
Domingo de Resurrección. Música viva y la
Missa Papa Marcello de Palestrina.
El último día de
las semanas comenzó en la iglesia de la Merced con un concierto monográfico
sobre el compositor hispano-argentino Fabián
Panisello, que además estuvo presente en la sala como director del Plural Ensemble.
La música de
Panisello no da tregua. Bebe de la tradición de la segunda escuela de Viena,
con formidables Sprechgesang (recitados
hablados) pero profundizando las posibilidades de la voz humana, tanto en
dinámicas como en todo tipo de efectos: parlato, susurros, canto tradicional,
etc. En todo momento surge un ambiente expresionista, sin descanso, casi
angustioso. No hay hueco a la relajación en un lenguaje personal en lo
ecléctico y comprometido con el camino iniciado.
La tarea del conjunto fue sobresaliente, con un barítono— Leigh Melrose – de voz sonora, llena de
colores y matices, y la soprano Laia
Falcón, de registro amplio y poderoso en todos sus extremos. Hicieron, junto al impactante conjunto
instrumental, que lo difícil pareciese sencillo y natural. Un auténtico privilegio.
FABIÁN PANISELLO @SMR Cuenca/Santiago Torralba |
Las Semanas de Música Religiosa de Cuenca se cerraron con una última
gota de polifonía del siglo XVI. Los responsables esta vez fueron el director
italiano Paolo de Col y el coro Odhecaton, que ofrecieron un monográfico
de Giovanni Pierluigi da Palestrina (salvo por el último motete de Felice
Anerio y el “bis” de nuestro contemporáneo Arvo Pärt), cuyo eje central fue la
paradigmática Missa Papae Marcelli, junto con algunos de los más bellos
motetes del autor transalpino. En las excelentes notas al programa de Marco
Della Sciucca constatamos que la famosa misa de Palestrina no es tan
determinante como se ha apuntado para el devenir de la liturgia católica tras
el Concilio de Trento, pero de lo que no cabe la menor duda es de que estamos
ante una obra colosal, un ejercicio de estilo impecable y una cima de la
polifonía renacentista.
Odhecatlon apuesta por un conjunto de voces masculinas y como
resultado, obtiene un excelente equilibrio sonoro y una forma de matizar
distinta, sin tantos extremos. El renacimiento católico fluyó por la catedral
con una belleza incontrolable, perfección estilística y auténtica religiosidad, sólo roto por el soniquete insoportable de la grúa de una de las cámaras de CLM TV, que hizo indignarse a más de un aficionado.
En resumidas cuentas, fue un colofón perfecto al más importante festival de música sacra del mundo y
que es, ha sido y será de Cuenca.
ODHECATON @SMR Cuenca/Santiago Torralba |